Desde sus orígenes, el juego va unido a la infancia. La mayoría de los educadores pensamos que la infancia no es un simple paso a la edad adulta, sino que tiene valor por sí misma. Freud afirmó que «todo hombre es su infancia».
Sabiendo que esta etapa es fundamental en la construcción del individuo y que el juego es lo que caracteriza la infancia, existen razones muy importantes, para corroborar su importancia de cara a su utilización en el medio escolar y su desarrollo en el mismo. M. Vaca (1987) dice que tres condiciones son fundamentales en el juego: un tiempo, un espacio y un marco de seguridad.
Un niño, desde los primeros meses necesita jugar, siendo su primer juguete sus pies y manos. El juego es una educación temprana, pero necesaria y positiva, que no se le puede negar a ningún niño/a. Los niños juegan de acuerdo con sus posibilidades y en forma limitada, balbuceando, haciendo burbujas con la saliva, moviendo manos y pies. Con el tiempo lo irá perfeccionando hasta llegar a hablar o a coger y tirar cosas con las manos.
Como tantas veces hemos oído, el juego es el aprendizaje de la vida, por lo que el ser humano ha de jugar mucho a lo largo de ésta y, sobre todo, en la etapa a la que nos referimos, para ello es muy importante la actuación de los adultos. Un sonajero o cualquier peluche son objetos que no tendrían sentido si no hubiese alguien que les diese vida, por lo que es muy importante el tiempo que dedicamos los mayores a jugar con los bebés.
El niño explora constantemente el mundo que le rodea, el entorno en el que vive, de esta forma, llegará a ser un adulto con conocimientos.
El juego se puede considerar como la actividad fundamental de la infancia, actividad que se prolonga en la vida adulta. El juego tiene un papel muy importante en el desarrollo de la personalidad de cada niño. Tanto en la escuela como en el ámbito familiar los niños/as emplean parte de su tiempo en jugar, según sus edades y preferencias, individualmente o en grupo, normalmente dirigidos por personas mayores, pero en muchos de los casos, libremente. A veces tienen uno o varios compañeros imaginarios por lo que no es raro verlos hablar en tono susurrante y mantener una larga y curiosa conversación consigo mismo, en estos momentos, está jugando.
Hay muchos tipos de juegos y estos marcan las etapas de crecimiento del ser humano: infancia, adolescencia y edad adulta.
Una niña o un niño no necesita que nadie le explique la importancia y la necesidad de jugar, ya que es innato, lo lleva dentro de él. El ser humano es sociable, por lo que cuando el niño/a juega, siente la necesidad de compañía, de compartir aquello que está haciendo con alguien más.
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